A ti, que buscas tu huella en mis palabras, te diré que todas ellas llevan alguna de tus sonrisas, muchas de tus lágrimas y cada uno de tus besos. Sin ti, casi nada de lo que digo tendrí­a sentido.

A ti, que me enseñaste a besar sin condiciones, te recordaré que lo importante es vivir cada instante consciente de que no volverá nunca. No tengas miedo a nada y haz que tu vida merezca ser contada.

Como me dijo alguien, ‘te querré siempre mientras viva… y después también.’

Hay 3 comentarios

  1. domingo, 2 de abril de 2006 a las 18:03

    soy la arpista. Nunca contesto a nadie pero tu me has parecido una persona con sensibilidad y con ese toque especial que diferencia a unos de otros. en tu blog ademas se plasma eso. Gracias por existir gente como tu 🙂

  2. lunes, 3 de abril de 2006 a las 14:48

    Vaya. Qué comentario tan generoso. Muchas gracias a ti, Arpista, por ver lo que no sé si existe y por tu generosidad.

    Un beso, David.

  3. lunes, 3 de abril de 2006 a las 21:55

    «He abrazado una rosa tan fuerte que sus pinchos me han herido. La sangre que brotó no fue si no la prueba hirente de mi amor».

    Gracias.

    … Y después también.