Ayer tuve la oportunidad de ver Volver, la última pelí­cula de Almodóvar. La verdad es que nunca he sido un fan de sus pelí­culas y, exceptuando Hable con ella, que me pareció realmente buena, la mayorí­a de sus pelí­culas siempre me han parecido un tanto originales, simpáticas y correctas; como mucho.

Sin embargo, esta vez, me he quedado algo más que sorprendido. Más bien dirí­a que me he quedado asombrado y sobrecogido por la inmensa calidad de esta verdadera obra maestra. Creo sinceramente que Almodóvar ha recibido el premio de quien, además de dominar la técnica, apuesta por jugar con las emociones del espectador sin insultar su inteligencia, con personajes reales y creí­bles que llegan al fondo del corazón. Algo que muy pocos directores (por no decir casi ninguno) han conseguido con la precisión, sensibilidad y seguridad que derrocha en todos sus aspectos esta pelí­cula.

Impresionantes Penélope Cruz (no me lo podí­a creer), Carmen Maura (algo de esperar) y Blanca Portillo (apenas la conocí­a). Magní­ficas banda sonora y fotografí­a. Creo que a esta pelí­cula no le sobra un sólo segundo de metraje. Todos los planos están estudiados y ejecutados a la perfección por la mano de un verdadero maestro. Tan sólo, y por poner un pero, dirí­a que la actuación del marido de Raimunda es un tanto mediocre. Por suerte, apenas sale en la pelí­cula.

Así­, no puedo más que dar mi más sincera enhorabuena a Almodóvar. Por mi parte, se acaba de ganar un puesto de honor junto a los grandes del cine de todos los tiempos con una de las mejores pelí­culas que he visto en mi vida. Gracias, Pedro.

Nota: No pretendo con esta entrada influenciar en manera alguna en la opinión de nadie. Esa es labor de los que dicen saber más de cine que nosotros los simples espectadores. Por suerte, las grandes pelí­culas nunca se hacen pensando en los crí­ticos, sino en los espectadores. Eso es cine.