CANDIDE
ANNORVM
XXXI•MARTIA
LIS•MARITVS
CARISSIME
P•S•T•T•L

«A su queridí­sima Cándida, de 31 años, su marido Marcial. Séate la tierra leve.»

De esa manera quiso Marcial preservar el recuerdo de su amada esposa Cándida, allá por el siglo II, haciendo esculpir dicha inscripción en un cipo funerario que más tarde serí­a usado para construir la muralla de la ciudad de León. ¿Quién le iba a decir al bueno de Marcial que, casi 2000 años después, cumplirí­a su propósito con creces?

Cándida y Marcial, un saludo desde el futuro y que a ambos os sea la tierra leve. Una curiosa expresión tí­pica de las estelas vadinienses.

Saludos desde León – 😀

Hay 5 comentarios

  1. miércoles, 24 de enero de 2007 a las 10:03

    ya lo decí­a aquél: Marciaaaal, eres el más grandeeeeee… jusjusjus ;0)

  2. jueves, 25 de enero de 2007 a las 01:01

    Lo que me lleva a reflexionar que esa es una tradición que se está perdiendo, con tanta cremación y tanta leche… lo que se pierde la literatura…

    Tení­a yo un conocido que se iba los domingos a pasearse al cementerio sólo para leer las lápidas. Un tipo raro. Te compraba el alma por cinco mil de las antiguas pesetas. Y te las daba, ojo, con contrato firmado…

    Un abrazo!

  3. jueves, 25 de enero de 2007 a las 09:14

    Es gran verdad lo que dice Cris: el epitafio es un género en franca decadencia, en el que los antiguos, al menos desde Simónides, produjeron obras sublimes.

  4. sábado, 27 de enero de 2007 a las 10:48

    Wow… nunca habí­a pensado así­ de los epitafios… aunque es cierto que hay muchos muy interesantes.

    Lautreamont tas hecho un viajero 😉

    Taluegoytal!

  5. sábado, 27 de enero de 2007 a las 18:38

    Estoy hecho un perdí­o, Nick.

    😛