Es curiosa la forma en la que mucha gente se autodefine o define a otros cómo «de izquierdas» o «de derechas». A uno le hace tener la sensación de que se identifican con una ideologí­a polí­tica por la misma razón por la que son de un equipo de fútbol. Es decir, por simple afición. Así­, a menudo observas cómo incluso anteponen dicha afición a su propio razonamiento lógico para acabar diciendo: «A ti lo que te pasa es que eres de derechas/izquierdas». En fí­n, todo un argumento, ¿verdad?

Eso por no hablar de cuando te dicen que tienes que estar agradecido por vivir en una democracia. Como si te dijeran: «No te quejes que además te podí­an estar dando por culo». Pues nada, muchas gracias por la deferencia. No obstante, y aún a riesgo de parecer desagradecido, me atrevo a aventurar que nosotros tenemos de democracia más o menos lo mismo que tengo yo de católico. Es decir, muy poquito, porque, seamos serios, ¿es alguien capaz de creerse que nosotros elegimos a quién nos gobierna? Att-chus!!! Perdón, es que tengo alergia a las gilipolleces.

Mmmm, analicemos la teorí­a del escenario patrio. Tenemos dos partidos polí­ticos dominantes que alternan el poder: el PSOE y el PP, ¿verdad? Ambos partidos eligen a sus representantes mediante sus propios mecaní­smos internos. Así­, llegadas las distintas elecciones, dichos partidos eligen a sus representantes para que el pueblo, de manera soberana, elija entre dicha oferta polí­tica. Finalmente, una vez excrutados los resultados de los distintos sufragios, los ganadores asumen el poder de los cargos para los que han sido elegidos. Hasta ahí­ muy bonito, ¿verdad? No parece que hayan razones para dudar de la soberaní­a popular. Mmmmm, ¿o sí­…?

Bueno, si cerramos los ojos negándonos a ver lo que pasa a nuestro alrededor, incluso podrí­amos llegar a creerlo. Pero, una vez más, la práctica es bien distinta a la teorí­a. Y la realidad es que alguien, y no nosotros, sufraga a los partidos polí­ticos. La realidad es que alguien, y no nosotros, decide quién es el representante de cada partido polí­tico. La realidad es que alguien, y no nosotros, decide cuál es la lí­nea polí­tica que se ha de seguir para los asuntos realmente (económicamente) importantes. La realidad es que alguien, y no nosotros, manipula los medios de comunicación que controlan para apoyar o denostar a un grupo polí­tico concreto. La realidad es que alguien, y no nosotros, gobierna este paí­s. La realidad es que ese alguien, y no nosotros, son básicamente los bancos, verdaderos dueños y señores de esta España tan nuestra. Y ahora es cuando yo me pregunto: ¿De qué coño me hablan cuando dicen que vivimos en «democracia»? Ay, no es de extrañar que Robyn Hitchcock nos cantara: «When I hear the word democracy, I reach for my headphones«. Supongo que en boca de Iker Jiménez, estas ilusiones con las que apaciguan al servil pueblo entre el que me cuento, tendrí­an incluso su gracia.

Pero, ¿qué quiero decir con todo esto? En realidad, nada en concreto. Lo digo sólo porque necesito repetirmelo a mí­ mismo para tratar de entender a quien me habla de democracias, de izquierdas y de derechas. Será que en mi pueblo sólo entendemos de cosas sencillas. Y es que no os podéis imaginar lo brutos que somos en mi pueblo.

En fin, pan y circo. Que el último tire de la cadena, por favor.

Hay 10 comentarios

  1. jueves, 15 de febrero de 2007 a las 10:49

    Como muy a menudo me ocurre comparto tu opinión 😀

    Un 10 hermano 😉

    Salu2

  2. julio
    jueves, 15 de febrero de 2007 a las 11:59

    La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre.
    Con excepción de todos los demás.
    Winston Churchill (1874-1965) Polí­tico británico.

    Esto es lo que hay. 8)

  3. jueves, 15 de febrero de 2007 a las 16:07

    Jajajaja, Nick. Tan generoso como siempre.

    😀

    Cuánta razón tienes, Julio, esto es lo que hay.

    😥

  4. martes, 27 de febrero de 2007 a las 21:56

    Buenas noches; desde mi pesado ostracismo, largo y absorto en moscas imaginarias, dejo de resistrime al pataleo, a la cacerolada, y en general a cualquier tipo de protesta por eso :

    Hasta los mismos huevos de la democracia que nos venden, y tanto adulan, los mismos que la patean de banda a banda; esta es en realidad el cetro de poder que les otorga, por desgracia, siempre a los mismos descerebrados,cuatro años de desagravios.

    Quién los sufre?, en general nosotros, una serie de mandatos paternalistas de los cuales doy gracias porque sino fuera por ellos, serí­a un fumador empedernido alcoholizado, sobre todo al volante a 250km por hora practicanto sexo, con una profesional; seguramente estarí­a de coca hasta las cejas y tres tripis emcima….seguiré mañana que me tengo que ir

  5. miércoles, 28 de febrero de 2007 a las 13:59

    Cierto lo que cuentas. De todos modos, me quedaré con el consuelo (de todos) de que al menos es necesario «manipular», puesto que nosotros decidimos cual de los dos engaños gobierna. Mí­nimo, pero un consuelo, al fin y al cabo…

  6. miércoles, 28 de febrero de 2007 a las 23:37

    Consuelo (de tontos), querí­a decir. Me ha gustado tu blog, pero me ha hecho gracia la contradicción: lo llamas Lautreamont (a.k.a. Isidore Ducasse), el mismo que dijo «no dejaré memorias», ¡pero tienes un «Acerca del autor entre las secciones»! jejeje. By the way, fue el nombre que escogiste el que hizo que entrara y curiseara aquí­. Un saludo.

  7. jueves, 1 de marzo de 2007 a las 13:36

    Jajjaa, Artdyl. Somos pura contradicción. Es parte de nuestro encanto.

    😛

  8. jueves, 1 de marzo de 2007 a las 13:38

    Pero, Truzo, si eso de los tripis, la coca e ir a 250km/h ya lo haces… ¿A quién pretendes engañar?

    😛

  9. viernes, 2 de marzo de 2007 a las 19:52

    Cierto, cierto, gracias a la democracia!!!!

    viva la revoluzzziónnnnnn

  10. sábado, 3 de marzo de 2007 a las 11:17

    jajajajajaja 😀