Permitidme acudir a mi ineludible cita con otro martes con la intención de hablar sobre las sensaciones que produjo en mí una película que tuve el acierto de ver el pasado domingo. Se trata de «En busca de la felicidad«, una fantástica película protagonizada por Will Smith.
Y es que esta película nos habla en un lenguaje profundamente conmovedor, sutilmente tierno y tan… tan humano. Supongo que cada cual encontrará en ella un momento que le devuelva atrás en el tiempo recordándole que, a menudo, muchos de los momentos más difíciles acabaron siendo de los mejores. Porque, aunque a nadie nos guste sufrir, lo cierto es que de los momentos más duros brotan vínculos imborrables entre los seres humanos. Unos lazos que reafirman nuestro propósito común y nos hacen más fuertes, tanto como para ser capaces de llegar a hacer lo que parece irrealizable. Imagino que aquellos que han sufrido solos saben mejor que nadie lo importante que es tener una mano amiga capaz de levantarte cuando queda tan poca ilusión como fuerzas.
Yo, como seguramente tantos otros al ver esta película, no he podido evitar pensar en mis padres y en el tremendo esfuerzo que tuvieron que hacer para sacarnos adelante. Un sacrificio del que sólo es capaz aquel que deja de mirarse a sí mismo primero, aquel que sabe que la necesidad es más fuerte que el orgullo, aquel que conoce lo tenaz que es el abrazo de la angustia, aquel, en definitiva, capaz de anteponer el amor a los demás a sus propias necesidades. Y me pregunto, ¿qué sería de nosotros sin la silenciosa ayuda de estas manos anónimas?
No lo sé. Como tampoco sé si la felicidad reside en la forma en la que cada uno la persigue, aunque lo presienta. Pero lo que sí creo saber es quién la merece. Ellos la merecen, esos ángeles capaces de elevarse sobre las miserias que confunden el alma humana de los que tan poco hemos sufrido y tanto creemos saber. Y es que, como ya dijera Séneca, hay que cosas que para saberlas no es suficiente con haberlas aprendido.
A todos vosotros, conciliadores de este mundo feroz, permitidme ofreceros mi respeto, mi profunda admiración y mi más sincero reconocimiento. Gracias.
Precioso comentario, Lautre.
Estoy muy de acuerdo en todo lo que dices y yo también agradazco a mis padres, su esfuerzo y su sacrificio en sacar adelante a su numerosa prole. Tengo un momton de hermanos, y todos nos llevamos bien entre nosotros y con los padres. Algo que habitualmente no veo en mis amigos y conocidos.
Feliz martes y feliz 13, que no es poco.
Una interpretación fantástica de Will Smith, aunque el óscar se lo arrebató Forest Whitaker, otro estupendo actor. Un saludo.
[…] Lautreamont iba “En busca de la Felicidad“ […]
Muchas veces sólo comprendes el sacrificio de tus padres cuando uno mismo llega a serlo. Lástima de las veces en que no ocurre así.
Yo también «sentí» esa película.
Besos de una maia.
En esta película Will Smith nos da una interpretación mucho mas trabajada que a lo que nos tiene acostumbrados, aquí se hace notar y bueno, demuestra que puede interpretar otros roles. Aún así, es como si viera a Will S. saltando y pidiendo el Oscar a gritos!!. Me ha parecido una película que fuerza el «lagrimeo» e intenta enternecer melosa y obsesivamente al público durante toooda la película. Es contradictoria y forzadísima la situación casi hasta la incredulidad que un hombre tan inteligente y con tanto amor por su hijo llegué a ese punto en un país «desarrollado» y que no se le haya ocurrido echar unas horitas de camarero para alimentar a su hijo mientras compagina sus estudios (os suena esto? pues al del guión de la peli parece ser que no).
Y aquí si estoy de acuerdo contigo Lautreamont, los padres son los únicos que nos querrán siempre y desinteresadamente, mis padres también lucharon por su sueño con dos trabajos durante casi 30 años, su sueño no era ser broker, era conseguir nuestra felicidad. Mil Gracias lo conseguisteis, UN OSCAR PARA VOSOTROS!!
Besos, Wendeling.
Estoy contigo, Eva, un Oscar para ellos.
😀
me parece muy especial la manera de como se trabaja el tema de la felicidad en esta pelicula por que no podemos esperarla sentados hay que buecarla y arriesgarse ese es el sentido de nuestra existencia
Hace tiempo leí una frase que dijo alguien famoso y que me gustó mucho. Ahora no recuerdo quién era su autor, pero la frase era algo así:
«En esta vida hay dos tipos de personas: los que se levantan y esperan que la suerte llame a su puerta, y los que salen en su busca.»
No podría estar más de acuerdo, Milady.
😉