Es curioso que, hasta que David Serrano hizo «Dí­as de fútbol», nadie (que yo sepa) hubiera llevado aún al cine la historia de los equipos de fútbol de barrio. Un acontecimiento tan entrañable y que tan a menudo se repite en esta España nuestra donde cientos de miles de grupos de amigos se juntan cada fin de semana para echar una pachanguita. No importa que sea fútbol sala, fútbol 11 o fútbol 7. Poco importa el nivel de juego o los resultados. Lo importante es olvidarse un rato del mundo, jugar a ser niño de nuevo y, sobre todo, pasarlo bien. Eso por no hablar de las cervecitas postpartido, es decir, el tercer tiempo. Una excusa ideal para juntarse en el bar y echarse unas risas rememorando las jugadas claves del partido y hacer chascarrillos sobre cómo mejorar el funcionamiento de un equipo que, por regla general, suele ser maravillosamente lamentable.

Es por estas razones que este año he decidido apuntarme de nuevo a un equipo de fútbol7: el Bakos FC, equipo de fútbol mi pub de cabecera, el Bakos. Y la verdad es que me lo estoy pasando pipa con el grupo de gente que nos hemos juntado. Lo bueno es que todos tenemos claro que el equipo no es más que una excusa para divertirnos y, hasta el momento, así­ está siendo. De hecho, hemos incluso montado nuestra propia página web del equipo para subir los ví­deos y las fotos que hacen nuestros colegas de los partidos. En fin, una magní­fica excusa para juntarse con los amigos y pasarlo realmente bien.

Esta noche jugamos contra Domingol (decidme que no es encantador), así­ que, mientras me concentro para tan trascendental encuentro, os invito a mostrar vuestro apoyo. Buscamos fans, jeje.

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